miércoles, 16 de octubre de 2013

Legal o legítimo

http://www.lanacion.com.ar/1629376-el-peligro-es-quedar-callados

El peligro es quedar callados

Opinión

Por | Para LA NACION
 
La historia está hecha del material de la vida. Como ella, tiene diafanidades y momentos de trueno, porque se escribe hondamente con letra hecha de decisiones y hecha de trabajo. Las claridades se redactan con la luz que emanan todas esas personas valientes que se "plantan" por sus ideas cuando el poder, en momentos definitorios, parece no respetar la razón o el dialogo, y hace peligrar la dignidad y la propia vida de la gente.
Hace unos días, en la columna El peligroso marketing de guerrilla de Greenpeace, el autor planteaba que esta organización "no debe buscar héroes muertos o presos para comunicar sus justas causas", asumiendo que el trabajo de esta ONG ecologista se basa en un "marketing de guerrilla" que roza con la ilegalidad y pone en peligro la vida de sus activistas. Tras una inicial ponderación estética de la creatividad, el fondo del artículo parece sugerir una reserva ética sobre la misión de la organización al hablar de lo "correcto y lo cuestionable" de sus métodos.
En ese movimiento global que es Greenpeace todos los activistas tienen plena conciencia de las consecuencias inmediatas e históricas de sus decisiones y del mundo en el que quieren vivir

Como comunicador de organizaciones sociales, quisiera dar tranquilidad. En primer lugar, porque cada protesta es cuidadosamente analizada y consensuada, y los riesgos físicos y legales son exhaustivamente evaluados. En toda su historia, nadie ha resultado muerto como consecuencia de las acciones directas. En segundo término, porque en ese movimiento global que es Greenpeace todos los activistas tienen plena conciencia de las consecuencias inmediatas e históricas de sus decisiones y del mundo en el que quieren vivir.
Y no son los únicos. Miles de activistas, voluntarios y profesionales en ONG o movimientos sociales toman decisiones vitales, éticas, filosóficas y políticas. Trabajadores humanitarios de Médicos Sin Fronteras así como promotores sociales de Save the Children o Unicef, por ejemplo, también arriesgan su seguridad en el terreno. ¿Eso es cuestionable? No. Se sabe que cualquier misión de esta naturaleza tiene riesgos asociados, y cada trabajador ejerce el derecho de asumirlos o no, sin perder de vista que lo importante es el objetivo de incidir en mejorar la realidad que nos rodea.
¿Ha sido ilegal la protesta en el Ártico ? Evalúelo el lector. Más bien, ha quedado en evidencia que fueron las autoridades rusas quienes violaron acuerdos internacionales, hecho que ha generado una demanda de Holanda, el país de origen de la embarcación, y el repudio de todo un arco de respetables juristas y organizaciones como Amnistía Internacional. Es más: fue el presidente ruso, Vladimir Putin, quien aseguró que los 30 tripulantes detenidos "no son piratas". "No conozco los detalles de lo que pasó pero es totalmente evidente que no son piratas", dijo. Y es ahora el propio asesor de derechos humanos del Kremlin, Mikhail Fedotov, quien cuestiona los cargos de piratería de la fiscalía rusa. Recordemos lo importante: los activistas tenían la intención de detener una acción ilegal, esto es, la de abrir plataformas petroleras en áreas protegidas.
Es lo que sucedió exactamente en Argentina en 2004, cuando el gobierno de Salta quería rematar una reserva natural e indígena, violando leyes locales y nacionales. Greenpeace accionó y sus activistas fueron arrestados, pero ellos eran conscientes de que son y forman parte de un movimiento mucho más amplio que ha venido cuestionando el impacto ambiental y social de la expansión de la frontera agropecuaria en el país. Ciudadanos comunes voluntarios cuyas acciones han sido claves para generar nuevas legislaciones que protegen a los bosques y su gente.
¿Es la justicia lo mismo que la legalidad? ¿Qué pasa cuando una ley es injusta? ¿No tienen acaso los ciudadanos el derecho a resistir pacíficamente la injusticia incluso cuando se disfraza de ley? Y esto no significa desconfiar de la ley, sino tener en claro que, a veces, algún legislador escribe con líneas torcidas, no derechas. Claro: se objetará que, ante una ley injusta, se debe recurrir a tribunales, parlamentos o a hacer protestas por las calles, en vez de tomar acciones directas. Muy cierto, cuando los tiempos lo permiten, lo cual no ocurre en todos los casos. Todas las acciones de Greenpeace son pacíficas. Jamás se ha usado la violencia.
Greenpeace no busca héroes. Llegan solos, y tienen el tipo de heroísmo que nace de las personas comunes que, ante situaciones extraordinarias, entregan respuestas también extraordinarias

Pensemos. Imaginemos un mundo donde las sufragistas hubieran optado por acatar la ley a rajatabla: las mujeres no tendrían todavía hoy derecho al voto. Hablamos de resistencia, no de ilegalidad. ¿Y qué hay de los movimientos por la igualdad racial en Sudáfrica o en Estados Unidos? ¿Estaba permitido cuestionar el Apartheid? ¿Era ético o no ético respetarlo? Esas son las preguntas que debemos hacernos. ¿Dónde habría quedado el sueño de Martin Luther King si no hubieran resistido pacíficamente las leyes injustas? "¡Yo tengo un sueño!", fue su grito de libertad, y lo hizo posible. ¿Y qué hubiera sido de la India sin Ghandi? ¿Fue su lucha "temeraria"? Nunca hubiéramos conocido la resistencia civil y no violenta que llevó a la India a la independencia sin Gandhi.
Greenpeace no busca héroes. Llegan solos, y tienen el tipo de heroísmo que nace de las personas comunes que, ante situaciones extraordinarias, entregan respuestas también extraordinarias. Personas comunes con decisiones extraordinarias la fundaron: periodistas, fotógrafos, amas de casa, ingenieros y objetores de conciencia fueron los que formaron Greenpeace en 1971. Desde entonces, miles de ciudadanos se unen o se han unido a esa utopía en algún momento de sus vidas: día a día, ellos eligen poner su granito de arena, sea en sus oficinas, los barcos o en las calles de miles de ciudades en los cinco continentes. Pero también Greenpeace encuentra millones de héroes anónimos en el mundo digital y las redes sociales que, lejos de toda épica televisiva, día a día, peticionan y opinan, forzando a las empresas y las instituciones estatales más poderosas del mundo a revisar sus políticas ambientales.
La historia es pendular, se dice. Apolínea y dionisíaca. Tiempos de equilibrio alternados por otros tiempos definitorios donde el poder parece no respetar la razón o el diálogo, pone en peligro la vida con un claro desprecio por la dignidad de los seres humanos. Es entonces cuando surgen los valientes que se "plantan" por sus ideas y mueven el péndulo otra vez.
Los 30 miembros de la acción directa que Greenpeace llevó a cabo en el Ártico son sujetos históricos de esos que mueven el péndulo. Merecen nuestro respeto porque nos interpelan, nos hacen preguntar dónde estamos y cómo nos plantaremos para detener la destrucción que hace agonizar nuestro planeta y el futuro de nuestros hijos. Tal vez, deberíamos ser más honestos con nosotros mismos, ir al fondo de nuestros corazones y preguntarnos dónde está nuestro héroe interior que espera salir para escribir una historia diferente. Dónde está nuestra conciencia, esa que puede enfrentar el miedo y vencer el peligro que entraña quedarnos callados.
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Oscar Soria fue Director de Comunicación de Marca de Greenpeace Internacional y, previamente, Director de Comunicación de Greenpeace Argentina.

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